viernes, 3 de diciembre de 2010

Medicamentalización de la vida...Tragarse la píldora/J.J.Millás


El lado oscuro de las medicinas son sus efectos secundarios. Todo en esta vida, incluido lo que cura, tiene un costado perverso, una sombra. A veces la sombra ocupa más espacio que la luz. En Francia se acaba de prohibir un fármaco para la diabetes que mataba a sus consumidores. Se sabía que mataba desde hacía años, por eso estaba prohibido en muchos países. Pero la sanidad francesa prefirió mirar hacia otro lado. Cuando el lado oscuro de un fármaco (o de un automóvil, da lo mismo) se alía con el lado oscuro de la sociedad, el desperfecto está garantizado. Según un informe médico (optimista) de la Seguridad Social del país vecino, el medicamento habría matado a unas 500 personas y habría provocado la hospitalización de otras 3.500.

¿Cómo se llamaba el preparado? Mediator, se llamaba Mediator. A usted le dan una pastilla con ese nombre y se la toma sin el menor reparo. Mediator suena a intermediario bueno, a agente del lado amable de la realidad. Los nombres de las medicinas están diabólicamente bien pensados. ¿Cómo desconfiar de una cosa llamada Aspirina? ¿O de un jarabe para la tos de nombre Flutox? Los jarabes para la tos, además de aminorar el estornudo, calman el ánimo. Yo digo Flutox y me siento invadido por una suerte de misteriosa paz. Digo Bisolvón antes de acostarme y, pese a la violencia de la última sílaba (quizá por ello), un nudo se desata dentro de mí. Como la mayoría de la gente, servidor de ustedes está lleno de nudos interiores. Escribo para deshacerlos. Ahora mismo, mientras tecleo esta frase, noto cómo se disuelven dos o tres situados a la altura del pecho. Tengo en casa una de esas cajas con la tapadera de cristal donde se muestra una serie de nudos marineros. A veces me detengo a contemplarlos fascinado por sus formas. Un nudo es en última instancia un tumor. Los más difíciles de deshacer son los inmateriales. Se muere uno con ellos, incluso de ellos.

A mí me dicen que hay un fármaco, de nombre Mediator, capaz de disolver obsesiones o nudos y me lo creo a pies juntillas, aunque no tenga ni idea de lo que significa a pies juntillas. Quiere decirse que mi lado oscuro se alía con el lado oscuro del fármaco y me trago la píldora. Menos mal que no soy francés.


J.J.Millás/La Nueva España, Oviedo 26/XI/2010

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