jueves, 2 de mayo de 2024

Nuevos antipsicóticos...en esquizofrenia


 Han pasado 70 años desde que los antipsicóticos irrumpieron en el tratamiento de la esquizofrenia. Y a pesar de que en los últimos tiempos se han descrito múltiples vías biológicas implicadas en la enfermedad, y se han investigado distintos mecanismos farmacológicos, hoy por hoy todos los antipsicóticos disponibles actúan sobre el sistema de neurotransmisión dopaminérgica como antagonistas o agonistas parciales de los receptores de la dopamina.

Ante este panorama, los profesores de Psiquiatría Christoph Correll, de la Facultad de Medicina Donald y Barbara Zucker de Hofstra/Northwell y la Charité (Berlín), y Leslie Citrome, del Colegio Médico de Nueva York, en Valhalla, consideran una “necesidad urgente” el hallazgo de agentes con nuevos mecanismos de acción. Defienden que estos nuevos medicamentos deben ser capaces de abordar estas limitaciones, ofrecer una respuesta más global a los síntomas de la esquizofrenia y servir de tratamiento de rescate para los pacientes refractarios. En un artículo de opinión publicado en la revista JAMA Psychiatry, repasan la investigación en marcha con nuevas moléculas que se dirigen a dianas distintas a la dopamina.

En fase II y III se están explorando compuestos que actúan sobre el sistema endocannabinoide, colinérgicos, dopamina, estrógeno, gamma-aminobutírico, glutamatérgico, histamina, inflamación, inmunológicos, canales iónicos, melatonina, adrenalina, opioides, fosfodiesterasa, serotonina, delta opioide, y fármacos que actúan sobre los trazadores asociados a los receptores de aminas (conocidos como TAAR, por sus siglas en inglés). Según Correll y Citrome, ya son más los ensayos clínicos, aleatorizados y controlados con placebo, que investigan el papel de medicamentos con nuevos mecanismos de acción que los que continúan explorando la vía de los receptores de la dopamina.

Sin embargo, un análisis de 176 ensayos en fase II o III revela que solo 12 moléculas evaluadas en 42 de estos estudios superaron al placebo en el objetivo primario del estudio. Pero los firmantes del artículo se muestran optimistas: “A pesar de los múltiples fracasos en la búsqueda de un tratamiento con un mecanismo de acción novedoso y aceptable para la esquizofrenia, es posible que el campo haya llegado a un punto de inflexión”.

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