La GH (los científicos llaman así a la hormona del crecimiento) se ha impuesto, y no sólo en el mundo del deporte. Tiempos vendrán con inventos más modernos, pero de momento es lo que hay. La hormona figura en la lista de sustancias prohibidas, aunque todavía no se detecta en los controles rutinarios de orina y además cuesta un congo aislarla. Paciencia. Tarde o temprano la ciencia obrará el milagro. En la historia del dopaje, la química siempre ha ido por delante de la ley y la ley, por detrás de la calle.
Antes de la GH triunfaron la testosterona y sus derivados, pero los efectos no eran tan tentadores como los de la hormona. Hitler mandó administrar testosterona a los soldados con ocasión de cierta campaña militar. Su intención estaba clara. La testosterona aumentaba la agresividad y disminuía el instinto de conservación. Claro que eso ya lo había hecho Moctezuma unos cuantos siglos atrás. Antes de ir a la guerra, los atiborraba con grandes copas de chocolate amargo.
Ver:
Humor...es lunes: Los gatillazos de Hitler.
Pervitin: Más que una metanfetamina...la droga del III Reich.
De Michael Jackson a Hitler: La industria farmacéutica pierde su mejores clientes...
La GH no sólo se usa para combatir los trastornos de crecimiento en los niños, también se usa para perder grasa y ganar músculo. La masa muscular no aparece por generación espontánea. Lo suyo es trabajarla. Los cuerpos tratados con hormona sintética son muy agradecidos, si bien cada seis meses se recomienda seguir controles estrictos, poniendo especial atención a los marcadores tumorales. El crecimiento celular incontrolado podría estar solapando un cáncer.
Narciso y la hormona Carmen Rigalt El Mundo 26.10.2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario