Declaró que se le secaban las glándulas salivales cuando él la miraba, aunque fuera de refilón.
Admitió una hipersecreción de las glándulas sudoríparas cada vez que él le hablaba, aunque fuera para contestarle el saludo.
Reconoció que padecía graves desequilibrios en la presión sanguínea cuando él la rozaba, aunque fuera por error.
Confesó que por él padecía mareos, que se le nublaba la visión, que se le aflojaban las rodillas. Que en los días no podía parar de decir bobadas y en las noches no conseguía dormir.
- Fue hace mucho tiempo, doctor-dijo- yo nunca más sentí nada de eso.
El médico arqueó las cejas:
- ¿Nunca más sintió nada de eso?
Y diagnosticó
-Su caso es grave
Eduardo Galeano (2004) Bocas del tiempo. Siglo XXI de España editores, pàg. 9
Gracias Olga...
Tomé "prestado" de tú
2 comentarios:
Muchas gracias Fernando.Ojalá todas las historias clínicas para el 2011 fueran así. Galeano for ever.
Te deseo un muy feliz 2011 y que nos encontremos en algún evento con más tiempo.
No, Olga...Gracias a ti que me hiciste descubrir el texto tan lindo.
Estoy de acuerdo...pido al tiempo que nos permita volver a encontrarnos con más tiempo.
Un fuerte abrazo
Publicar un comentario